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Respuesta a: Semana 7 Trabajo del foro

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#1654

Lorena Cybula
Participante

<p class=»MsoNormal»><b style=»mso-bidi-font-weight: normal;»><span lang=»ES-AR»>La importancia de entender que vivimos en la gracia.</span></b></p>
<p class=»MsoNormal»><span lang=»ES-AR»>Cuando iniciamos la vida cristiana muchas veces no llegamos a entender la importancia de vivir en la gracia. Y en los primeros pasos de cada cristiano es muy importante que un mentor o hermano en la fe enseñe estas grandes verdades para tener una vida en plenitud y disfrutar la vida en abundancia que nos regala Jesús. De no entenderlo o de ser mal enseñada esta verdad, el nuevo cristiano puede caer en legalismo y frustración, buscando ganar con obras el amor de Dios y haciendo todo “para ser aceptado” y no “por aceptación”. Desconocer la nueva identidad y posición en cristo que es a través de su preciosa gracia nos llevara a una vida mediocre llena de insatisfacción e incertidumbre, viviendo como huérfanos y no como hijos.</span></p>
<p class=»MsoNormal»><span lang=»ES-AR»>La gracia significa que Dios me da lo que no merezco. Es un regalo inmerecido dado por Dios a quien cree en Jesús y lo acepta como Señor y salvador. Es por medio del sacrificio que Cristo hizo en la cruz que su sangre nos limpia de todo pecado y nos da una nueva vida y en abundancia, un nuevo nacimiento. En la cruz se produce el gran intercambio, él toma mi pecado y yo recibo su justicia. Somos declarados justos porque Cristo pagó el precio de nuestro pecado. <span style=»mso-spacerun: yes;»> </span>La justificación es el acto de la gracia de Dios, por el cual Él provoca que suceda un gran intercambio. Cuando un pecador se acerca a Dios con arrepentimiento y fe, Dios remueve la culpa de su pecado y se lo da a Cristo. También toma la justicia perfecta de Cristo y se la da al nuevo creyente. El resultado es que el pecado del nuevo creyente es completamente perdonado y él o ella recibe de Cristo la justicia perfecta requerida para estar en justicia ante Dios. (2 Cor. 5:21, Is. 61:10, Rom. 4:3-5, 8:1, Ef. 4:22-24).</span></p>
<p class=»MsoNormal»><span lang=»ES-AR»>Al vivir nuestra vida cristiana, no podemos apartar nuestra fe del perdón y la justicia que Cristo ganó para nosotros.<span style=»mso-spacerun: yes;»>  </span>Él pagó la pena y nos permite estar en justicia ante Dios. La justificación por fe debe permanecer como el fundamento de nuestra relación con Dios. La justificación no es un asunto de nuestro propio esfuerzo, es por gracia por medio de la fe. Hemos sido salvados por gracia, y sólo podemos vivir por gracia.</span></p>
<p class=»MsoNormal»><span lang=»ES-AR»>La fe es el abandono total de nuestros propios recursos, porque vemos nuestra lamentable debilidad. Al sentir nuestra gran necesidad, la fe se aferra a Cristo y a todos sus beneficios que sólo Él puede proveer para nosotros. Cuanto más crezcamos en la fe, más buscaremos unirnos a Cristo y buscar la vida y el poder que solo Él puede darnos.</span></p>
<p class=»MsoNormal»><span lang=»ES-AR»>La solución de Dios a nuestra incapacidad para agradarle a Él en nuestras propias fuerzas no es que tratemos con más fuerza, sino que creamos más firmemente las verdades del Evangelio. Viviendo estas verdades, empezamos a enraizar nuestras vidas en Cristo. Nunca cambiaremos realmente hasta que no vivamos en la gracia que transforma nuestras vidas, al poner Su vida y la nuestra en una fusión real, la cual no tengo que sentir, sino creer y aceptar por fe.</span></p>
<p class=»MsoNormal»><span lang=»ES-AR»>Nuestro crecimiento viene cuando aprendemos a abandonar nuestros recursos y empezamos a caminar en la fe que está enraizada en Cristo. Es entonces que descubrimos lo que Dios quiere que veamos: que necesitamos a Cristo mucho más de lo que imaginamos. Es a través de nuestra necesidad de Cristo que Dios estimula nuestra fe.</span></p>
<p class=»MsoNormal»><span lang=»ES-AR»>El crecimiento espiritual es la obra continua de Dios en la vida de un creyente, haciéndole a él o a su actuar santo. La palabra santo aquí significa “tener una semejanza real con Dios”. Mientras crecemos como cristianos, nuestra condición moral es conformada a nuestro estatus legal ante Dios (como creyentes, somos declarados justos). El crecimiento espiritual es la continuación de lo que fue hecho en la salvación, cuando una nueva vida es conferida sobre e infundida dentro del creyente (Tito 2:11-12).</span></p>
<p class=»MsoNormal»><span lang=»ES-AR»>El Espíritu Santo nos regeneró para que podamos llegar a ser transformados a la imagen de Dios. Esta transformación es un proceso continuo y este proceso avanza a través de un trabajo cooperativo entre Dios y el cristiano. Se nos dice en Filipenses 2:12-13: “Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que produce en vosotros el querer como el hacer por su buena voluntad”. Aquí vemos el compañerismo o intimidad en el cual debemos de participar con Dios. No podemos ser pasivos y pensar que Dios solo producirá su semejanza en nosotros. Debemos ser activos también. Debemos “trabajar”, pero este trabajo no es para ganar la aceptación de Dios; antes bien, es la expresión de nuestro entendimiento de quienes somos y nuestra adopción como hijos de Dios.</span></p>
<p class=»MsoNormal»><span lang=»ES-AR»>La primera parte del proceso del crecimiento implica crecer en el conocimiento de Dios. Conocer a Dios es el significado y el propósito de la vida eterna. El objetivo principal de la vida cristiana debería ser conocer a Dios en verdad. El darnos cuenta del hueco que existe entre el hombre pecador y un Dios Santo, fue lo que nos trajo a la fe en Jesús en primer lugar. Luego, para el cristiano en crecimiento, el hueco muestra la continua necesidad de Cristo y la magnitud de lo que Él ha hecho en la cruz. Aun después de conocer a Cristo como nuestro salvador, deberíamos continuar creciendo en la santidad de Dios y en el darnos cuenta de nuestra propia pecaminosidad. Cuanto más conocemos a Dios, tanto más nos sentimos amados por Él. Al crecer este conocimiento, vemos lo significativo de nuestro perdón y reconciliación con Dios a través de Jesucristo. para que el hueco sea llenado la cruz debe crecer. Nada de lo que podamos hacer podrá llenar la brecha. Debemos creer las nuevas realidades de nuestra vida en Cristo Jesús. </span></p>
<p class=»MsoNormal»><span lang=»ES-AR»>Aunque aún somos propensos a pecar, Dios nos muestra Su gracia y perdona nuestro pecado. Estamos en justicia perfecta en Cristo debido a Su obra en la cruz. Hemos llegado a ser hijos del Dios viviente y somos amados por Él. Dios se deleita en nosotros y está comprometido a hacernos a la imagen de Cristo. No podemos continuar pecando, entendemos esto y nos esforzamos por no pecar, la autodisciplina y las reglas se convierten en la norma para el cristiano serio que quiere evitar el pecado. Sin embargo, el correctivo real para el pecado está relacionado a la transformación interior del creyente.</span></p>
<p class=»MsoNormal»><span lang=»ES-AR»>Al estudiar la respuesta de Pablo en Romanos 6, entendemos no sólo por qué no podemos seguir practicando el pecado, sino que también descubrimos la nueva libertad que tenemos del poder del pecado. Ésta es una parte vital de la vida cristiana victoriosa. En nuestra salvación, Dios ha provisto la solución para nuestras dos necesidades más fundamentales: Él nos ha liberado del castigo del pecado, reconciliándonos consigo mismo, y nos ha liberado del poder del pecado, para que podamos vivir en verdadera libertad para amarle. Romanos 6:1-2 nos dice que no podemos continuar practicando el pecado, como lo hacíamos antes de ser cristianos, porque hemos “muerto al pecado”.</span></p>
<p class=»MsoNormal»><span lang=»ES-AR»>Lo que es realmente importante en lo que concierne a nuestra victoria sobre el pecado es una fe en Cristo en crecimiento y dinámica, una fe que está basada en los logros de Cristo en la cruz, para que Su poder actúe en nosotros, revelando nuestros pecados y debilidades más claramente. Esta fe entiende y aprecia la gracia de Dios más profundamente y nos guía a conocer a Dios más íntimamente.</span></p>
<p class=»MsoNormal»><span lang=»ES-AR»>La única manera de edificar una relación con alguien es gastar tiempo con él. Así, para conocer a Dios en una forma significativa, hay que pasar un tiempo valioso con él. Este tiempo se llama “Devocional Diario”. Es en estos momentos de comunión íntima y abierta con Dios que aprendemos mucho de Él. Su voluntad para nuestra vida, Su dirección y Su naturaleza. </span></p>
<p class=»MsoNormal»><span lang=»ES-AR»>En Cristo somos redimidos, el castigo por nuestro pecado ha sido completamente perdonado. Somos liberados de esta esclavitud de condenación (Rom. 8:1). Por lo tanto, no debemos seguir poniéndonos debajo de esta esclavitud. Debemos creer que hemos sido liberados, habiendo sido adoptados por Dios como hijos privilegiados, recibiendo todas las promesas hechas para aquellos que han sido redimidos por Cristo Jesús. Para asegurarnos de que esta liberación realmente ha tenido lugar, Dios ha enviado Su Espíritu para habitar en nosotros, dar testimonio a nuestro espíritu de que la sentencia de condenación ha sido quitada. Dios ya no es un juez para nosotros, sino nuestro amante Padre. Pablo usa la palabra “Abba”, la cual en esos días era la más cariñosa descripción de un Padre (Rom. 8:15-17). Nuestra expresión moderna de “papá” o “papi” captura la idea de este término que habla del cariño de Dios hacia nosotros. La justicia de Dios se ha cambiado en misericordia. Él no nos condena más, sino que nos ha adoptado para poder concedernos todas sus promesas.</span></p>
<p class=»MsoNormal»><span lang=»ES-AR»>Podemos vivir plenamente confiados debido a quién es nuestro Padre. No hay más inseguridad, ninguna razón para probar nuestra dignidad. No más temor o cruel castigo. No más soledad, tenemos un Padre amante que no nos abandonará y nos ama.</span></p>
<p class=»MsoNormal»><span lang=»ES-AR»>El concepto de adopción es fundamental en la manera en que ahora Dios se relaciona con nosotros. El cómo lo entiende un creyente tiene un impacto diario sobre su manera de pensar, sus actitudes, acciones y relación presente con Dios.</span></p>
<p class=»MsoNormal»><span lang=»ES-AR»> </span></p>

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