Pensando en ejemplos de mi vida diaria, recuerdo que al ser docente, cuando uno de mis estudiantes no se presenta a realizar alguna evaluación debe presentar una justificación de su ausencia y si se encuentra dentro de las razones reglamentadas por la universidad, es justificada su ausencia y se le permite realizar la evaluación porque se considera que su ausencia fue por una razón justa.
Esto me hizo pensar en la justificación de Dios el cual nos hizo justos por medio de su hijo Jesucristo quien pagó el precio por mi pecado y me limpió. Por medio de la fe en creer lo que Jesús hizo, es que somos justificados. Así que la justificación no es un simple perdón, porque Dios con su santidad no podía dejar pasar el pecado, tenía que ser pagado pero gracias a su amor, Jesús murió en la cruz por mí para que yo pudiera ser justificada, Él fue mi razón justificable para alcanzar salvación. Eso hizo que cambiara mi naturaleza pecaminosa por la naturaleza de Cristo. Todo ello es por fe.
La justificación no es por obras, nada de lo que yo pueda hacer, mis buenas obras no podían justificarme, fue una obra sobrenatural de Dios para alcanzarme. La justificación es aceptar por fe que pueda ser salva por medio de la muerte y resurrección de Jesús, mi esfuerzo personal jamás podría lograr hacerme justa.
La justificación es un acto de la gracia de Dios donde ocurre un intercambio, si un pecador se acerca a Dios con fe, Él remueva la culpa y se lo da a Cristo. La justicia de Cristo es dada a la persona que se arrepiente y acepta a Jesús como su Salvador.
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